CULTURA Y ARTE ASUMIDO POR LA POBLACION MESTIZA |
El quesillo en La Paz Centro tiene dos etapas. La primera etapa se da con la puesta en funcionamiento del tren o ferrocarril central que en 1902 une los pueblos de Managua, Mateare, Nagarote y La Paz Centro en una sola vía y en donde cada poblado tiene la oportunidad de vender los productos locales que elaboran. De las más antiguas vendedoras de quesillo recordamos a doña Silveria Molina, una señora que tuviera casi cien años y más de la mitad de su vida vendió quesillo pues comenzó a vender en los trenes desde niña, lo mismo que a doña Camila Escoto, que de sólo ver a doña Silveria aprendió de élla el oficio, e igual vendió quesillo en los trenes desde los doce años; a doña alejandrina Moya, una legendaria anciana de casi noventa años, a doña Josefa Pichardo y a Doña Antonia Solís, ya fallecidas. A lo mejor don Alberto Vogl Baldizón, un alemán – nicaragüense nacido en 1899 las vió a éllas pregonando su venta diaria y al escribir su libro Nicaragua con Amor y Humor las recordó cuando relata los paseos en tren y las comidas tradicionales vendidas en cada pueblo. Describe don Alberto: “Quien ha hecho un viaje en ferrocarril, conoce las particularidades culinarias del trayecto desde Granada. Allí se anuncia el vigorón. En Masaya las jaleas; en Sabana Grande los rellenos. En Managua se mantiene cerrado el andén. A través de la baranda se vende el arroz con leche y el atol. En Mateare hay ricas tortas de pescado; en Nagarote pescado frito sobre una tortilla. En La Paz Centro es el quesillo y el frito. En León el tiste helado y la torta de pan; en Chichigalpa el alfeñique; en Chinandega las naranjas peladas y en Corinto los huevos de paslama”. O sea que el señor Vogl Baldizón desde principios de los años 1900 nos reafirma como el único pueblo vendedor de quesillo en los gloriosos años del ferrocarril, aun cuando nos l La segunda etapa del quesillo se da cuando construyen para finales de los años 1960 la carretera nueva León – Managua y una señora nagaroteña buscando la fama que tiene La Paz Centro en la venta de quesillos instala su negocio El Gûilligûiste (Wiliwiste) a orillas de la carretera. Años después vende “el lugar del negocio a la Sra. Olivia Delgado de Ocampo, dueña de una quesera y para la que el quesillo no era desconocido pues su padre también lo elaboraba, siendo élla actualmente propietaria del más reconocido negocio de quesillos en toda Nicaragua. La Sra. Delgado de Ocampo buscó para trabajar en su incipiente negocio a las hermanas Moya, reconocidas y tradicionales vendedoras de quesillos en los trenes las que le imprimieron la calidad, el sabor y el punto con que actualmente se venden dichos quesillos. Por su parte la Sra. Nagaroteña no abandona la plaza e instala enfrente del anterior otro negocio de quesillo llamado El Jicarito. En 1970, la Fábrica de Productos Lácteos La Perfecta industrializó el quesillo contratando para tal actividad a las hermanas Dorys y Nely Quezada, por ser las paceñas reconocidas procesadores y vendedoras de quesillos en la región. En los años 1985 se organizó un grupo de vendedoras de quesillos en la localidad, existiendo 480 vendedoras de este producto, de donde se deduce que actualmente existen en La Paz Centro más de 500 personas que saben elaborar este riquísimo producto tradicional. Las Paceñas saben hacer quesillo en forma de tortilla, en forma de trenza y quesillo relleno, que es queso de crema envuelto en quesillo. Actualmente el negocio de venta de quesillos se ha extendido por toda Nicaragua, siendo los de La Paz Centro los más tradicionales, los de probada calidad y los de exquisito sabor. Muchas mujeres paceñas vendedoras de quesillos salen desde en horas de la madrugada a los distintos departamentos para vender su producto, el cual es servido en bolsas plásticas, con crema y ensalada de cebolla o repollo con vinagre. Si quiere probar un buen quesillo con tiste visite La Paz Centro, la cuna del quesillo en Nicaragua. Autor: Lic. Reynaldo Hernández Linarte - Historiador del Municipio.- Fuente: VOGL BALDIZON, ALBERTO NICARAGUA CON AMOR Y HUMOR. 2da. Edición, Ministerio de Cultura, 1985. COMPANIC, Nicaragua. Cap. 7, Vigorón, Pinolillo y Ajiaco. Pág. 91-92.
La alfarería tradicional paceña es una práctica cultural que se ha desarrollado a lo largo de su evolución histórica; desde la alfarería prehispánica o “utilitaria” donde persistieron los patrones alimenticios para elaborar cazuelas, moldes para las sopas, frijoles y cocimiento de maíz; para arroz y almíbares, comales para tortillas y tostar maíz, ollas para nacatamales, tinajas para sacar y acarrear agua, platos y tazas para servir los alimentos. También se manifestaba la cultura del pueblo Imabite o Mabite hasta la actualidad se dice que la producción de figuras tienen un mensaje cultural: En las aldeas indígenas pre-existentes se hallaron escondidos y se quebraron más de 200 ídolos, incluían diferentes tipos de ollas, cuencas, cantaros, tinajas; sin embargo los primitivos naboríos paceños siguieron haciendo tiestos de barro. Todo lo que se crea, se tipifica en la tradición alfarera paceña. Los indígenas escogieron estas tierras por su alto contenido de vedas de barro, particularidad de La Paz Centro que prevalece hasta la actualidad por su prestigio nacional de ser una de las mejores materias prima para la elaboración de piezas artesanales. En nuestros antepasados la fuerza de trabajo hacia la producción artesanal estuvo dividida por razones de género ya que el trabajo masculino empujaba a dedicarse a la producción artesanal de tejas y ladrillos, mientras que el trabajo de la alfarería era realizado por las mujeres para solventar necesidades económicas de la familia. En casi todos los caseríos hacían alfarería y unas pocas mujeres optaron para producir alfarería comercialmente. Todas las actividades artesanales en La Paz Centro han estado ligadas a la explotación de la arcilla y de la leña. En el censo 1963 resultaron activos 136 alfareras y 64 tejeros. En los años 2000 existían aproximadamente 84 talleres con un promedio de 5 artesanos por taller y más de 100 tejares. La primera mención de la alfarería como actividad principal del pueblo se remonta a 1837 factores que permitieron y favorecieron el fuerte desarrollo de la actividad alfarera tanto en la producción como en la comercialización por su abundancia de materia prima en el municipio. En la actualidad se realizan exposiciones de las diferentes técnicas de fabricación ya que en las ferias realizadas se han dado muestras del trabajo de tornos, moldeando las diferentes formas y tamaños de piezas. Las ferias mas proyectadas fueron desde el año 2002 hasta el año 2006. Así como se han llevado a cabo 4 concursos de artesanías denominados “Rescate de lo nuestro” las que tuvieron gran impacto a nivel nacional, con el objetivo de divulgar la mejora en la calidad de nuestra artesanía en busca de nuevos mercados que ayuden a proyectar la armonía, el diseño, la tradición y todas aquellas innovaciones artísticas actualizadas que fortalezcan nuestras oportunidades para el mercado. Los artesanos actuales se mantienen en constante actualización involucrándose en eventos nacionales, internacionales y otros.
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